6. Puck de Lisbeth Werner: Varios elementos clásicos de la literatura infantil y juvenil aparecen en esta saga danesa publicada en los años setenta y ochenta: el uso de un seudónimo en la autoría, en este caso el nombre de una mujer inexistente para encubrir a Knud Meister y Carlo Andersen; la ambientación en un internado, aquí mixto y danés; y la mezcla de conflictos derivados de la convivencia de los jóvenes con los misterios e intrigas detectivescos y policiales. Al contrario que otras series de libros en los que el tiempo permanecía suspendido, la protagonista Bente Winter (Puck) iba creciendo y evolucionando. Su padre se casaba con una de sus profesoras, se cambiaba de colegio y daba el paso definitivo hacia la madurez en un polémico libro final. Todo muy formidablemente palpitante.

7. Los Hollister de Jerry West: Inspirados en la familia del propio autor (Andrew E. Svenson publicando bajo el seudónimo de Jerry West), los “felices Hollister”eran los embajadores perfectos de la clase media americana de mediados del siglo pasado. En sus 33 entregas publicadas entre 1953 y 1970 viajaban por Estados Unidos y otros países descubriendo misterios y –valor añadido- enseñándoles a los niños que leían sus traducciones los entresijos de los Everglades o Puerto Rico.
8. ¿Dónde está Wally? de Martin Handford: En 1987 irrumpió en nuestras vidas uno de los iconos más reconocibles de nuestro tiempo. Los libros de Wally no se leían, se jugaban buscando a su protagonista en dobles páginas atestadas de personajes. La simplicidad de su fórmula fue directamente proporcional a su brutal éxito (pequeña polémica incluida): más de cuarenta millones de libros vendidos, siete entregas principales, una serie de televisión e incluso un proyecto de película que busca explotar una premisa sin historia son la muestra de la persistencia de uno de los personajes de ficción (y disfraz de carnaval de éxito permanente) más famosos de los últimos años.
9. Las historias de Guillermo Brown de Richmal Crompton: Inglaterra. Rebeldía. Humor descacharrante. Costumbrismo. Entre los años veinte y los sesenta la escritora Richmal Crompton trazó uno de los mejores relatos de su época a través de las peripecias de un irredento niño británico que traía de cabeza a sus padres, sus hermanos mayores y vecinos. La Segunda Guerra Mundial con sus niños londinenses evacuados o su racionamiento del queso Stilton y los iconos de la era espacial desfilaron por sus 39 libros de relatos cortos fascinando especialmente a los niños de la España franquista, en lo que se ha querido ver implicaciones sociológicas de escapismo y rebeldía ante lo establecido.
Fuente: http://verne.elpais.com/
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